Yo pertenezco al grupo racista más numeroso… El que odia a los pobres.
Boogie, el aceitoso.
Por una y otra causa he sido llamado racista. Y yo no estoy tan seguro que eso sea cierto. La verdad yo no le impediría el paso a mi mesa a nadie; por ninguna diferencia regional, racial, religiosa o cultural. Las discriminaciones por odio no son lo mío.
Tal vez lo soy pero por culparía a la costumbre. Siempre escuchar lo mismo: ese gringo, ese negro, ese pinche argentino, mira ahí va Jackie chan, entre otros. Así escuchaba de chiquito y así lo sigo escuchando. Parece ser como si el origen de tu ascendencia fuera parte de tu persona.
Y la verdad tampoco me siento mexicano. Me siento como una persona que habita su territorio y cada vez se aleja más de sus raíces. Tenemos al náhuatl en un punto crítico; donde pocas personas hablan el culto y en las localidades se encuentras variaciones muy difíciles. De grupos indígenas que solo sirven como una exhibición mas en un paseo turístico. De personas que cada vez más se comportan como AMERICANOS.
Yo creo más que todos somos racistas. U odiamos a alguien por que son diferentes.
Piénsalo.
Ve las diferencias entre tus amigos, entre las personas en el colectivo, en las personas en tu salón u oficina y en la calle.
¿Qué es lo que ves?
¿Un emo?
¿Un skato?
¿un Hippster?(que ni Olallo en tres podcast logro definir)
¿Qué ven las personas en ti?
¿Un hippie?
¿Un cholo?
¿Un chaka?(a estos son tal vez a los que si la pensaría dos veces en compartir la cena)
Cuando pasan programas de los jóvenes siempre está la sección de sub-culturas. Que los skatos son anarquistas y odian a los nazis, que los metaleros solo escuchan merol, que los fresas cagan con su tonito de voz, que los hippsters son como los poser y gente ques-que cultos. O la peor: que por traer rastas eres rastafari.
Yo he sufrido varias etapas de racismo. Cuando uso playeras negras soy metalero. Cuando uso mis pantalones rotos soy hippie y cuando suelo usar mis pantalones extra grandes con camisas soy chaka de iztapalapa.
O las súper-peleas cuando algún católico se mezclaba con mis amigos ateos o poco creyentes y se quejaban cuando nos burlábamos de cosas realmente estúpidas (como la trinidad). La gente decidía no sentarse a mi lado en el transporte por traer luego símbolos satánicos [o una vez estando en la misa de navidad (que fui solo para acompañar a mi abuela) cheque la hora en mi celular y tenia de fondo un pentagrama, la señora a mi derecha decidió cambiarse de lugar; todo esto sucedía mientras el padre decía que no había peor enemigo para la comunidad católica que los Testigos de Jehová (que la llamo aberrante y que no debería existir)].
Y en el mundo, la guerra santa, la guerra contra los fanáticos y terroristas, etc…
En lo personal deje atrás la mayoría de mis odios. No confió en cualquier tipo de culto, secta, iglesia o templo; pero permito que se propaguen y vendan su alma al mejor postor. Y ahora solo me refiero a rasgos físicos, sin índole de odio o discriminación. Yo no me considero de ninguna sub-cultura. Sigo odiando a los fanáticos. Apoyo la diversidad de nuestros pensamientos y gustos.
Critico muy fuerte, muchas veces sin medirme o sin razones justas. Pero se queda en críticas. Nunca recurriré a la violencia por lo que creo cierto. Ciertamente me choca cada día toparme con personas pidiendo limosna; esto no es la India, no crecí con la cultura del karma, no encuentro ninguna utilidad a darles dinero. Soy del grupo de hombres que odia a los vendedores ambulantes de cuyo que solo interrumpen a las parejas cuando están en pleno acto. No consideraría tener un amigo que sea devoto de la santa muerte o narco. He sido molestado por gays y no por eso odio a cada maricon que me tope (y digo maricon sin afán de ofender a alguien de la comunidad LGBT). Tengo mi repertorio de chistes contra negros, judios, argentinos y blancos (estos me encantan). Tengo mis defectos, mis prejuicios pero trato de que no sean algo muy arraigado en mí.
Y mi sueño es: entre tantas culturas, etnias, religiones y vestimentas pueda encontrar más seres humanos. Y poder amarlos.
Los ojos del amor nos ven a todos como uno
Bill Hicks